Sé
que lo que voy a contar a continuación no es algo relacionado
directamente con las clases de didáctica, puesto que se trata de una
experiencia propia, pero si que tiene mucho que ver, pienso que el hecho de
asistir a una conferencia de didáctica es suficiente para poder
plasmarlo aquí. No he podido publicarlo antes, con lo cuál este es
el resultado de lo que escribí ayer:
Hoy,
día 25 de noviembre de 2014 he dado un paso más, hacia delante,
firme y contundente, a un futuro, el que yo misma estoy construyendo.
Me he dado cuenta de qué es lo que realmente quiero hacer y sí, voy
por el camino correcto. No es mi intención dar a entender algo que
no es, puesto que sabía la carrera que había elegido desde un
principio y mi futuro trabajo como profesora, soy consciente y lo he
sido en todo momento, sin embargo, algo ha cambiado.
Acabo
de finalizar una conferencia otorgada por el catedrático, escritor,
poseedor de una interminable lista de obras, participaciones y
reconocimientos a sus espaldas, Miguel Ángel Santos Guerra, quien ha
tenido el placer de darnos un regalo, su visita. Personalmente una
lección de la enseñanza, que no es más que la vida misma.
Muchas
veces nos preguntamos qué estamos haciendo mal o qué debemos hacer
para mejorar, entonces nos bloqueamos ya que nos parecen preguntas
demasiado complejas, cuando en realidad la respuesta está en la
palma de la mano; la cooperación. Vivimos en una cultura neoliberal
en la cual luchamos por superar en todos los aspectos posibles a los
demás, por ser mejor que el de al lado, nada se entiende sin
competir, nos hacen ver que la verdad es lo que la mayoría dice,
cuando en realidad la verdad la dicta un alguien al que consideramos
más poderoso. Entonces el problema lo generamos nosotros y la
solución al mismo, también depende de nosotros, la cuestión es;
¿Qué nos impide hacerlo desaparecer?
Durante
la conferencia muchos otros aspectos han llamado mi atención, como
por ejemplo “para aprender es necesaria una posición emocional”,
quiere decir que lo fundamental a la hora de enseñar es hacerle
saber al alumno que está siendo escuchado, valorado, que estás
invirtiendo parte de tu tiempo y dejando atrás otras cosas por estar
con él, el tiempo que necesite, hacerle sentir a gusto consigo
mismo, que se de cuenta de que le entiendes, que su esfuerzo da
frutos y que puede estar seguro. Los alumnos aman a aquellos
profesores que los aman. Para ello también el profesor ha de
transmitir una serie de valores que no se estudian, ni vienen
resueltos en los libros. La humildad, la educación, el respeto, la
perseverancia...Debemos educarlos en valores, puesto que, como
futuros profesores, tenemos entre manos los cimientos de una próxima
sociedad, vidas que habrá que nutrir y moldear de acuerdo a esos
valores. La docencia consiste en transformar y embellecer el alma de
las personas.
Un
método que cualquier profesor debe inculcar es el del ejemplo, es
decir, la integridad moral. Enseñar conforme al ejemplo; si detesto
la lectura, es muy difícil que transmita ese gusto a los alumnos, ya
que no es propio de mi y no voy a ser capaz de transmitir algo que no me pertenece. Al igual que si no tengo respeto hacia otras
personas, cómo voy a transmitir el valor del respeto.
El
niño ha de valerse por sí mismo, para ello el profesor debe
ayudarle a hacerlo sólo, no anegarle, ya que así nunca podrá ser
independiente al 100%.
Ser
optimista, buscar las cualidades en los alumnos, no los defectos,
todos tienen algo bueno, hacérselo saber...
Éstos
son algunos ejemplos de lo que más ha captado mi atención, pero
también he reparado en la forma de hablar, la expresión, la
elocuencia que caracteriza a Miguel Ángel, quien ha conseguido mi
atención durante toda la conferencia, no quería que acabase. Las
metáforas han sido las protagonistas, encargadas de amenizar la
explicación y hacerla más interesante aún.
Ha
tocado temas que me han transportado al pasado, a mis años como
alumna en el colegio, con mi profesor favorito, y me he dado cuenta
de que él era un claro ejemplo de este tipo de educación, la
vocacional, la que reside en el alma de los buenos profesores,
aquellos que ven el vaso medio lleno siempre, que van con una sonrisa
al trabajo, por muy mala que sea la situación que atraviesen,
personas con ansias de transmitir sus valores, inquietudes,
conocimiento, las que se jubilan con la magnífica sensación de
haber sido de ayuda, de que media vida entregada a la enseñanza ha
merecido la pena.
Hoy
he descubierto mi afán por ser una de esas personas, estoy más
segura que nunca de lo que quiero hacer y a lo que me quiero dedicar,
e intentaré todo lo que esté a mi alcance para conseguirlo, sin
rendirme. He elegido una profesión en la que mi sueldo no va a ser
como el de un futbolista, pero, ¿qué es eso comparado con el cariño
y reconocimiento de otras personas? Antiguos niños que crezcan con
los valores que un día yo les enseñé e inculqué, éso sólo lo da
la enseñanza. También sé que nada es como en los cuentos de hadas,
no es tan bonito como parece. Muchos obstáculos se interpondrán en
mi camino, pero sacaré las fuerzas necesarias para dejarlos atrás
al igual que los miedos...Por todo ésto, hoy mas que nunca, quiero
ser profesora.
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