miércoles, 26 de noviembre de 2014

Conferencia de Didáctica.

Sé que lo que voy a contar a continuación no es algo relacionado directamente con las clases de didáctica, puesto que se trata de una experiencia propia, pero si que tiene mucho que ver, pienso que el hecho de asistir a una conferencia de didáctica es suficiente para poder plasmarlo aquí. No he podido publicarlo antes, con lo cuál este es el resultado de lo que escribí ayer:

Hoy, día 25 de noviembre de 2014 he dado un paso más, hacia delante, firme y contundente, a un futuro, el que yo misma estoy construyendo. Me he dado cuenta de qué es lo que realmente quiero hacer y sí, voy por el camino correcto. No es mi intención dar a entender algo que no es, puesto que sabía la carrera que había elegido desde un principio y mi futuro trabajo como profesora, soy consciente y lo he sido en todo momento, sin embargo, algo ha cambiado.

Acabo de finalizar una conferencia otorgada por el catedrático, escritor, poseedor de una interminable lista de obras, participaciones y reconocimientos a sus espaldas, Miguel Ángel Santos Guerra, quien ha tenido el placer de darnos un regalo, su visita. Personalmente una lección de la enseñanza, que no es más que la vida misma.

Muchas veces nos preguntamos qué estamos haciendo mal o qué debemos hacer para mejorar, entonces nos bloqueamos ya que nos parecen preguntas demasiado complejas, cuando en realidad la respuesta está en la palma de la mano; la cooperación. Vivimos en una cultura neoliberal en la cual luchamos por superar en todos los aspectos posibles a los demás, por ser mejor que el de al lado, nada se entiende sin competir, nos hacen ver que la verdad es lo que la mayoría dice, cuando en realidad la verdad la dicta un alguien al que consideramos más poderoso. Entonces el problema lo generamos nosotros y la solución al mismo, también depende de nosotros, la cuestión es; ¿Qué nos impide hacerlo desaparecer?

Durante la conferencia muchos otros aspectos han llamado mi atención, como por ejemplo “para aprender es necesaria una posición emocional”, quiere decir que lo fundamental a la hora de enseñar es hacerle saber al alumno que está siendo escuchado, valorado, que estás invirtiendo parte de tu tiempo y dejando atrás otras cosas por estar con él, el tiempo que necesite, hacerle sentir a gusto consigo mismo, que se de cuenta de que le entiendes, que su esfuerzo da frutos y que puede estar seguro. Los alumnos aman a aquellos profesores que los aman. Para ello también el profesor ha de transmitir una serie de valores que no se estudian, ni vienen resueltos en los libros. La humildad, la educación, el respeto, la perseverancia...Debemos educarlos en valores, puesto que, como futuros profesores, tenemos entre manos los cimientos de una próxima sociedad, vidas que habrá que nutrir y moldear de acuerdo a esos valores. La docencia consiste en transformar y embellecer el alma de las personas.
Un método que cualquier profesor debe inculcar es el del ejemplo, es decir, la integridad moral. Enseñar conforme al ejemplo; si detesto la lectura, es muy difícil que transmita ese gusto a los alumnos, ya que no es propio de mi y no voy a ser capaz de transmitir algo que no me pertenece. Al igual que si no tengo respeto hacia otras personas, cómo voy a transmitir el valor del respeto.
El niño ha de valerse por sí mismo, para ello el profesor debe ayudarle a hacerlo sólo, no anegarle, ya que así nunca podrá ser independiente al 100%.
Ser optimista, buscar las cualidades en los alumnos, no los defectos, todos tienen algo bueno, hacérselo saber...

Éstos son algunos ejemplos de lo que más ha captado mi atención, pero también he reparado en la forma de hablar, la expresión, la elocuencia que caracteriza a Miguel Ángel, quien ha conseguido mi atención durante toda la conferencia, no quería que acabase. Las metáforas han sido las protagonistas, encargadas de amenizar la explicación y hacerla más interesante aún.

Ha tocado temas que me han transportado al pasado, a mis años como alumna en el colegio, con mi profesor favorito, y me he dado cuenta de que él era un claro ejemplo de este tipo de educación, la vocacional, la que reside en el alma de los buenos profesores, aquellos que ven el vaso medio lleno siempre, que van con una sonrisa al trabajo, por muy mala que sea la situación que atraviesen, personas con ansias de transmitir sus valores, inquietudes, conocimiento, las que se jubilan con la magnífica sensación de haber sido de ayuda, de que media vida entregada a la enseñanza ha merecido la pena.


Hoy he descubierto mi afán por ser una de esas personas, estoy más segura que nunca de lo que quiero hacer y a lo que me quiero dedicar, e intentaré todo lo que esté a mi alcance para conseguirlo, sin rendirme. He elegido una profesión en la que mi sueldo no va a ser como el de un futbolista, pero, ¿qué es eso comparado con el cariño y reconocimiento de otras personas? Antiguos niños que crezcan con los valores que un día yo les enseñé e inculqué, éso sólo lo da la enseñanza. También sé que nada es como en los cuentos de hadas, no es tan bonito como parece. Muchos obstáculos se interpondrán en mi camino, pero sacaré las fuerzas necesarias para dejarlos atrás al igual que los miedos...Por todo ésto, hoy mas que nunca, quiero ser profesora.

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