Didáctica
es una asignatura necesaria para nuestro futuro como profesores,
porque en mi opinión aporta los métodos idóneos para que nos
podamos desenvolver en clase y poder unir los contenidos del
currículo con las competencias que se requieren. No imaginaba lo
complicado que es dar una simple clase, se han de unir unos
determinados factores que me pude llegar a imaginar, pero es ahora
cuando me percato de la cantidad de aspectos a tener en cuenta que se
tienen que dar para dar una clase con éxito, ateniéndose a la metodología establecida. Me llama la atención el hecho de la diversidad
respecto a los alumnos en clase. Este es otro punto que no tuve muy
en cuenta en un principio, pero ahora, al ir más allá veo el
complicado trabajo que hay detrás, con ello quiero decir que yo
antes daba por hecho que los alumnos de una determinada clase iban ya
con los conocimientos y el nivel necesario que correspondería a su
edad, pero esto no es así. No era consciente ello, vivimos en un
país en el que la inmigración está a la orden del día (no tanto
como hace unos años) y el nivel de los niños no es el mismo, ni
mucho menos, por el ejemplo, los inmigrantes que residan en España
por primera vez y que no sepan el idioma, serán incluidos en un
grupo de alumnos que tengan su misma edad, por lo tanto su nivel va a
estar bastante por debajo con respecto al resto de la clase. Es ahí
donde el profesor se encuentra la principal complejidad, incluir al
niño en la clase como uno más, siguiendo el ritmo de ésta, para
que los demás no pierdan el interés y sigan con el ritmo que está
establecido.
El
ejemplo del niño inmigrante es uno más, ya que no tiene por qué
tratarse de un extranjero, los propios niños de la misma edad poseen
distintas inteligencias, ya sea por sus circunstancias, su
experiencia, su capacidad, su entorno...todos se ven influidos de
forma muy distinta y su nivel de desarrollo cognitivo será distinto.
Este es un tema que yo en un principio no tuve en cuenta, pensaba
que cada clase podría ser llevada a cabo sin preocuparme demasiado por este
aspecto tan importante como es el de la diversidad en el aula, y
sobretodo saber lidiar con ello e incluso obtener beneficio.
Con
esto último hago referencia al aprendizaje cooperativo, mediante el
cuál los alumnos son capaces de aprender unos de otros, los de mayor
nivel ayudan a los que necesitan un empujón, y así estos últimos
mejoran su nivel, porque entre compañeros se crea una mayor
confianza y en ocasiones se entienden mejor mutuamente, y los que
ayudan afianzan sus conocimientos gracias a la visión de lo que han
aprendido en un plano distinto, el de la enseñanza.
Llegados
a este punto, pienso que en cuanto a teoría se refiere este tipo de
aprendizaje sería el ideal y el que todos deberíamos seguir, pero
tengo dudas respecto a la práctica. Por experiencia propia, recuerdo
que siendo yo alumna, cuando había que llevar a cabo una actividad
de este tipo (porque eran actividades puntuales, no materias enteras)
todos nos revolucionábamos y armábamos jaleo, y en vez de ayudar a
los compañeros que en teoría teníamos que ayudar, estábamos de
cháchara y haciendo tonterías. Quizá ocurría porque el resto de
las clases transcurrían de manera muy diferente, todos nos
sentábamos en bancada y escuchábamos al profesor, corregíamos y
avanzábamos temario, y evidentemente, haciendo una actividad en la
que incluso nos sentábamos de manera diferente y con los compañeros
al lado, se asimilaba al patio de recreo, y al no estar
acostumbrados, el ejercicio al final no daba resultado, ya que no era nuestra rutina de trabajo.
Es
por eso por lo que pienso, que las futuras generaciones, se debe de
implantar esta metodología desde un principio, no dar el cambio
radical, que sea paulatinamente, y así se creará una futura
generación basada en la cooperación, el compromiso, el trabajo en
equipo, la empatía...
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